Lo hemos pasado en grande, nos han leído un cuento precioso que después hemos gesticulado a la perfección en el aula de psicomoricidad. Nosotros, como la pequeña liebre de la historia también queríamos a nuestros papás así de largo (estirando mucho mucho los brazos -no veáis lo mucho que os quieren, se estiraban hasta no poder más). Y saltábamos lejísimos para que todos vieran la distancia tan grande que queríamos a nuestras familias.
Por último, hemos hecho una postal para regalársela a nuestros seres más queridos, papá, mamá, hermanitos, abuelos... Nos ha quedado preciosa y ¡hasta tiene un corazón que sale de la tarjeta cuando la abres! al igual que el nuestro, espontáneo, puro y con un huequito para Jesús.
Muchas gracias a Pili y David por hacerlo tan bien, por jugar con nosotros de una manera tan natural y alegre, por ayudarnos a hacer la tarjeta y por enseñarnos un valor esencial en nuestra vida: El amor hacia los demás. No hace falta que os lo digamos porque lo habéis comprobado con vuestros propios ojos ¡lo hemos pasado genial!
No hay comentarios:
Publicar un comentario